viernes, 1 de febrero de 2008

El Capítulo de Marines Espaciales Lobos Espaciales (IV)

Simiente genética

La simiente genética de los Lobos Espaciales es tán única como letal. La espantosa potencia de la primera simiente genética implantada a un aspirante a Hijo de Russ es legendaria. Ha terminado con la vida de cientos de guerreros de Fenris y transforma a aquellos a los que no mata en monstruos terroríficos.

No obstante, la Hélice Canis es necesaria, ya que sin esta parte esencial de la herencia de Leman Russ no habría forma de implantar el resto de hélices genéticas. Por desgracia, el código genético de la Hélice Canis contiene una serie de aminoácidos no sintetizables por el cuerpo humano que tienen un efecto dramático en la fisonomía del potencial Marine Espacial. Los efectos de esta primera semilla única tienen lugar durante el adoctrinamiento del aspirante. Hacia el final, se le arroja a las montañas para que haga por su propio pie el camino de regreso a El Colmillo. Los genes producen terribles cambios en la mente y el cuerpo del guerrero, que regresa a un estado primario mientras sus huesos se rompen y soldan de nuevo; le sale un espeso pelo por todo el cuerpo y pasa a desear tan solo carne fresca para alimentarse y sangre caliente para beber. Su masa corporal aumenta hasta un ochenta por ciento, muchos de sus huesos se soldan entre sí y le crecen vestigios de colmillos animales en las encías a medida que se completa la transformación. Aunque su cuerpo está torturado por el dolor, el guerrero debe dominar a sus genes o estos le dominarán a él. Por todos es sabido que las noches en Fenris están plagadas de criaturas salvajes gigantes, conocidas como lupinos, seres que no lograron superar la maldición. Convertirse en un lupino no solo significa fallar, sino también convertirse en un verdadero monstruo.

Si el aspirante consigue encontrar el camino de vuelta a El Colmillo a través de los barrancos y glaciares plagados de hambrientos depredadores y azotados por gélidas ventiscas, se le implantará el resto de la simiente genética de los Lobos Espaciales, que estabilizará la Hélice Canis y completará su adoctrinamiento genético en las filas de los Hijos de Russ. De todos modos, una pequeña parte de los guerreros no logra sobreponerse completamente a los efectos de la primera simiente genética y, en situaciones de gran tensión, vuelve al estadio primitivo y sediento de sangre que ronda por su estructura genética como una aparición fantasmal. Esta es la Maldición de los Lupinos, un temor real en Fenris.

Creencias

Los guerreros de Fenris se crían escuchando historias de monstruos y héroes, de lobos que corren por los cielos y de bestias marinas del tamaño de planetas. Están orgullosos de su tradición narrativa y valoran una buena historia casi tanto como una buena pelea. La mitología de Fenris está llena de fábulas que explican las proezas de los héroes y muchas de sus leyendas giran en torno a los lobos de Fenris que merodean por Asaheim. Estas creencias paganas son miradas con desprecio por la Eclesiarquía, pero lo cierto es que los Hijos de Russ se niegan a abandonar sus creencias, incluso cuando sus colmillos son ya largos y tienen la piel curtida por el tiempo y arrugada por la vejez. La superstición está a la orden del día y los Lobos Espaciales acuden con frecuencia a la batalla adornados con tótems y talismanes para atraer la buena suerte y protegerse de los malos espíritus.

El elemento central de sus creencias es la figura de Leman Russ, a quien consideran más que un hombre y otorgan cualidades divinas. Los héroes son tenidos en gran consideración y ninguno más que su primarca, junto al que creen que volverán a luchar en la última batalla, en el fin del mundo.

Doctrina de combate

Las fuerzas de los Lobos Espaciales tienen una aproximación a la disciplina marcial muy diferente de la de sus hermanos Marines Espaciales. Existen distintos tipos de escuadras o "manadas" en cada gran compañía y cada una desempeña un papel diferenciado en combate. A medida que un Lobo Espacial progresa a lo largo de su vida, puede ascender de categoría hasta que sea viejo y sus colmillos sean largos. Si su fuerza y su valentía son indiscutibles, se le pedirá que se una a la guardia del lobo o incluso que se convierta en un señor lobo.

La mayoría de Lobos Espaciales comienzan su carrera como garras sangrientas, jóvenes impetuosos e irreflexivos que no pueden esperar a probarse a sí mismos y cargan en grupos aullantes contra las líneas enemigas en un esfuerzo por aumentar su gloria personal. Los garras sangrientas son las tropas de choque de los Lobos Espaciales y la punta de lanza en la mayoría de los asaltos. Si sobreviven, se convierten en guerreros maduros y capaces y se unen a las filas de los cazadores grises, guerreros templados por la batalla pero que no dudan en dar sus vidas en nombre del honor. Cuando los Lobos Espaciales son totalmente maduros, su pelo está gris y sus caninos son pronunciados; es probable que se conviertan en colmillos largos, soldados veteranos disciplinados y firmes incluso en el fragor de la batalla más intensa; de ser así, recibirán las armas pesadas de la compañía.

Los Lobos Espaciales más valientes y fuertes, tras demostrar su valor con alguna proeza de una bravura excepcional o de una resolución marcial, se pueden convertir en guardianes del lobo. La guardia del lobo puede conducir a las manadas de guerreros más inexpertos a la batalla o formar una escolta para el guerrero más poderoso del ejército, el señor lobo. Pocos pueden resistir el envite de estos heroicos guerreros equipados con el mejor equipo de la armería de la compañía, lo que los hace prácticamente imparables en combate cuerpo a cuerpo.

La doctrina de combate de los Lobos Espaciales no tiene nada que ver, por desgracia, con la organización de sus capítulos hermanos. Dado que viven por el honor de la batalla, es prácticamente seguro que cualquier Lobo Espacial joven abandonará una estructura táctica estándar en favor de un simple asalto frontal contra el enemigo mientras aúlla con todas sus fuerzas. Se sabe que esto ha irritado a muchos comandantes aliados de los Lobos Espaciales a lo largo de los milenios, incluido el Comandante Solar Macharius, que registró su famoso malestar en el Tactica Ultimatum:

"Los garras sangrientas de los Lobos Espaciales no solo se ponen en peligro a ellos mismos, sino que ponen en peligro las vidas de sus compañeros de armas. Si tantas ganas tienen de morir y no piensan hacer caso de las órdenes de sus superiores, lo mejor que podemos hacer es enviarlos derechos a la boca del lobo. Tan solo podemos desear que algunos de ellos queden atrapados entre sus fauces".

A pesar de todo, los Lobos Espaciales no son, de ningún modo, berserkers descontrolados. Sencillamente, como capítulo, confían en la eficacia del combate cuerpo a cuerpo por encima de cualquier otra táctica. Y lo cierto es que sus tácticas son innegablemente eficaces. Los Lobos Espaciales han luchado de una manera similar en cien mil campos de batalla desde que fueron creados y es poco probable que cambien ahora su forma de actuar solo para amoldarse a los preceptos del Administratum.

Grito de guerra

El grito de guerra de los Lobos Espaciales difiere según la gran compañía que lo emita. En cualquier caso, lo cierto es que, al lanzar un asalto, cada miembro eleva su voz con un aullido que hiela la sangre.



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